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La crisis de VW no es un incendio al otro lado del río.
VW está considerando cerrar algunas de sus plantas de producción en Alemania y ha informado a los empleados de que podrían ser despedidos a partir de julio de 2025. La dirección de VW parece haber decidido que la reestructuración es inevitable para competir con la creciente presencia de los BEV chinos baratos en el mercado mundial a medida que la empresa avanza hacia la electrificación/descarbonización.
Además de China, que está avanzando hacia los BEV como política nacional, EE.UU. también está proporcionando un apoyo financiero masivo para la producción nacional de BEV y baterías a través de la Ley de Reducción de la Inflación (IRA). En cambio, los costes de producción en la UE siguen siendo elevados: tras la crisis de VW, los responsables políticos alemanes y de la UE anunciaron en septiembre de 2024 una serie de medidas para reconstruir la infraestructura industrial de la región y estar preparados para competir en el mercado mundial.
Como el mundo sigue compitiendo en la carrera de la descarbonización, cada año es más difícil para los fabricantes de equipos originales mundiales mantener sus centros de producción en el país. Los responsables políticos japoneses también deben replantearse a fondo su estrategia energética y proporcionar directrices firmes para apoyar a la industria automovilística de forma estable. En Japón, estos temas apenas se trataron en el reciente debate sobre las elecciones presidenciales, que estuvo lleno de trivialidades con escaso sentido de la crisis, incluso por parte de los interrogadores.